- Nuestros ricos bosques de los cuales nuestras comunidades se alimentaron y vivieron durante cientos de años han sido sustituidos en su gran mayoría por monocultivos forestales de los cuales no obtenemos beneficios las
comunidades.
- Los monocultivos forestales han afectado el nivel de agua de nuestros ríos y arroyos y han producido una reducción de la diversidad de especies arbóreas y de su flora y fauna asociada. También han causado otros daños ambientales como la erosión y degradación del suelo, la aparición de plagas y enfermedades y problemas en la salud de las comunidades por el uso de venenos para combatirlas. Las investigaciones de árboles transgénicos que ya se están llevando a cabo en estas regiones sólo agravarán aun más los impactos
ambientales negativos.
- Los monocultivos forestales no han aumentado las fuentes de trabajo, ni han mejorado el nivel de vida de las comunidades cercanas a ellas como lo han anunciado sus promotores durante décadas sino que las han empobrecido cada vez más, han generado trabajo esclavo con alto nivel de riesgo, ha aumentado la inseguridad laboral y la migración del campo a la ciudad. Las 2 regiones más forestadas encabezan las de mayor índice de pobreza.
- La gran mayoría de las tierras de las comunidades pasaron a manos de grandes empresas transnacionales y poderosos grupos económicos que se han beneficiado por el Decreto Ley 701 de subsidio a la forestación, dictado en octubre de 1974, a un año de instaurada la dictadura militar, y vigente hasta el día de hoy. A este subsidio su sumaron créditos especiales para realizar las plantaciones y la eliminación de tributaciones tanto sobre la tierra como sobre las plantaciones. La liberalización total del mercado de productos forestales promovió aun más la expansión forestal, ya que eliminó cuotas, aranceles y normas que fijaban requisitos mínimos para la exportación de estos productos. Desde hace algunos años las empresas han logrado manejar nuevas estrategias para que órganos del Estado dispongan de aún mayores cantidades de fondos públicos para involucrar a pequeños campesinos en la plantación de árboles. Además la población subsidia en forma permanente a las empresas, ya que el Estado debe asumir los costos económicos asociados a caminos, carreteras y puentes, los costos sociales relacionados al deterioro de la salud, aumento de la marginalidad y la delincuencia y los costos socio-ambientales derivados de la eliminación del bosque nativo y el cambio del uso
tradicional de la tierra y carencias alimentarias.
http://www.ecosistemas.cl/1776/article-74400.html
Una ves más el estado y el sector privado involucrados en el deterioro de la vida de los contribuyentes que componen la más alta, y por supuesto amparados en una ley de gobieno dictador.
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